El cambio radical al que se está sometiendo el equipo de fútbol del Barcelona está teniendo su paralelismo en la sección de baloncesto. Tras varias temporadas de retoques y parcheos, parece que la directiva ha decidido coger el toro por los cuernos y confeccionar una plantilla que le ofrezca garantías de poder disputar todos los títulos en liza.
Las nuevas incorporaciones afectan a todos los puestos del equipo, tanto al perímetro –el retorno de un gran Juan Carlos Navarro tras su notable paso por le NBA y la eventual repesca de Víctor Sada una vez retirado el Akasvayu de la ACB-, como al juego interior, con el fichaje del danés con pasaporte australiano Andersen como principal novedad. Otra contratación de calidad contrastada es la del checo Lubos Barton, que tan buen rendimiento ha ofrecido en las filas del equipo vecino, el Joventut de Badalona.
El club ha apostado por la continuidad de Xavi Pascual en la dirección del equipo. Parece una decisión coherente que le permitirá al entrenador disponer del tiempo suficiente para ajustar un equipo que empieza a conocer bien.
El Barcelona se ha quedado en las últimas temporadas en el umbral de los títulos ligueros, y tan sólo la Copa de Rey del pasado año ha servido de consuelo al impaciente aficionado. El principal problema que debe afrontar el equipo azulgrana no es otro que el mismo que tiene su homólogo de fútbol: la exigencia de éxitos de forma inmediata. Tal es el sino de los llamados clubs grandes. Es el ahora o nunca. O eres el primero o eres un fracasado.
Veremos si la directiva del club tiene la habilidad y paciencia para mantener el bloque y el entrenador el tiempo suficiente para consolidar un equipo ganador. De momento ya ha puesto el dinero.
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