Introduzco aquí la misma argumentación que se puede aplicar al caso del fútbol. Estamos en plena época de éxitos deportivos en gran cantidad de deportes, tanto a nivel individual como colectivo. En este último caso, las selecciones nacionales de fútbol y baloncesto están atravesando por una racha de triunfos que no tiene parangón con cualquier otra época del pasado.
Si nos fijamos en los quintetos titulares y en el resto de jugadores que configuran la lista de inscritos en las actas de los partidos de ACB (aunque también ocurra, en menor medida, en categorías inmediatamente inferiores), podemos constatar el enorme predominio de extranjeros.
Cuando se abrió de forma masiva la veda para la contratación de foráneos, la asociación de jugadores y otros estamentos -con el apoyo de algunos medios de comunicación- pusieron el grito en el cielo considerando que esa normativa representaba la sentenccia de muerte de la selección nacional. En la práctica, la selección española es la actual campeona del mundo y subcampeona europea.
¿Qué está ocurriendo en realidad? ¿Hay alguna relación causa-efecto o todo es producto de la casualidad? Unos argumentan que hay una coincidencia de jugadores de talento en la actual generación de los 25-30 años y que si no siguen hornadas del mismo nivel caeremos otra vez en la situación anterior; otros, por el contrario, piensan que la llegada de extranjeros de alto nivel genera una competencia brutal entre los nacionales y que los que acaban llegando a la cumbre pueden, por su gran talento, forman el núcleo duro y estable de la selección nacional.
Tal vez hayan otras causas y todos tengan algo de razón. Lo que está claro es que el deporte en este país ha sufrido un cambio tan radical en las últimas décadas que lo que hasta no hace mucho parecía una utopía se nos está convirtiendo en una costumbre: Roland Garros, Wimbledon, Tour de Francia, torneos continentales de clubs de fútbol y baloncesto, de hockey, etc. Hemos pasado de los héroes solitarios (Paquito Fernández Ochoa y Manolo Santana como máximos exponentes) y esporádicos (selección nacional de fútbol en 1964), a ser una potencia mundial en muchas disciplinas. Y el baloncesto es una de ellas.
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