A estas alturas del año, acabada la temporada y en plena preparación la siguiente, se discute mucho en foros y tertulias sobre la conveniencia de que los jugadores de baloncesto en etapa de formación tengan o no representante.
Muchos son los factores a tener en cuenta a la hora de considerar tal necesidad. Cada jugador es un mundo y con cada club ocurre tres cuartos de lo mismo. Para empezar, el ambiente familiar en el que se forma el jugador tiene una importancia capital en el desarrollo personal y deportivo, unas veces para bien y otras para mal. Adolescentes con un entorno familiar desestructurado o cuyos padres no les presten la debida atención, necesitarán a alguien que de algún modo les oriente en el camino a seguir.
Antes de ponerse en marcha y tomar decisiones, hay que tener en cuenta la determinación del objetivo de vida d...
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